Los trastornos de esta glándula pueden tener consecuencias muy serias si no se detectan a tiempo.
La disfunción de la glándula tiroides es uno de los padecimientos más comunes del mundo y afecta con mucha más frecuencia a mujeres de todas las edades.
Según Leonardo Rojas, internista endocrinólogo del Hospital Universitario San Ignacio, en el mundo hay alrededor de 225 millones de personas con hipotiroidismo y menos del 30 por ciento reciben tratamiento.
Este es el trastorno más diagnosticado en Colombia actualmente. En el país, cerca de 3 millones de personas lo padecen y solo el 14 por ciento son tratadas.
Las razones más frecuentes para que no se haga un diagnóstico temprano, que se realiza a través de un examen en sangre, radican en que los síntomas son muy sutiles y pasan inadvertidos o tienden a confundirse con otras patologías como depresión, obesidad o menopausia, según las guías para el paciente de la Federación Internacional de la Tiroides (FIT).
En el caso de la frecuencia de la enfermedad en las mujeres, por cada ocho de ellas con un trastorno tiroideo hay un hombre en su misma condición.
Según la FIT, estas cifras aumentan con el tiempo. Se calcula que a los 60 años el 17 por ciento de las mujeres y el 9 por ciento de los hombres sufren de hipotiroidismo.
“La prevalencia de hipertiroidismo varía entre el 0,5 y el 2 por ciento en áreas con buen suministro de yodo, y supera el 5 por ciento en países con insuficiencia de este mineral”, aseguran las estadísticas. Este se presenta sobre todo entre los 20 y 40 años.
No hay cura, pero sí control
En Colombia es más frecuente el diagnóstico por hipotiroidismo, que ya no se presenta por déficit de yodo (desde 1998 el país fue declarado libre de trastornos por esta causa), sino por enfermedad de Hashimoto o como consecuencia del tratamiento contra el hipertiroidismo.
Si esta disfunción no se trata, todas las funciones del cuerpo se tornan lentas, al punto que algunas pueden esencadernar alteraciones letales. El tratamiento más utilizado es el remplazo hormonal para estabilizar los niveles de las hormonas tiroideas.
Sobre los mitos acerca de la obesidad y el hipotiroidismo, Enrique Ardila, endocrinólogo y miembro de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo, asegura que la relación es mínima. Solo un bajo porcentaje de personas con obesidad tienen problemas tiroideos, aunque sí es cierto que al ralentizarse el metabolismo es más difícil perder los kilos de más.
El hipertirodismo, aunque menos frecuente, es más delicado, pero controlable desde el punto de vista médico. “Es mucho más grave que el hipotiroidismo porque produce problemas cardiovasculares, arritmias y salida del globo ocular, que es complicadísimo de tratar. El tratamiento más usual se realiza con yodo radioactivo que puede convertir al paciente en hipotiroideo, pero esta condición es mucho más fácil de manejar”, explica Ardila. En este caso la cirugía es otra opción.
El endocrinólogo alerta también sobre el uso indiscriminado de la hormona tiroidea, que se utiliza para adelgazar. “Es la que más se toma en el mundo sin prescripción médica, su consumo produce síntomas parecidos al hipertiroidismo y puede llevar a desarrollar osteoporosis y problemas cardiovasculares”. Otros expertos aseguran que esta hormona no funciona para hacer adelgazar a los pacientes cuya tiroides es normal, pero sí puede causar toxicidad grave y ser tencialmente mortal si se consume con anfetaminas.
Síntomas, según la Federación Internacional de la Tiroides
Hipotiroidismo
Fatiga.
Somnolencia.
Intolerancia al frío.
Aumento de peso o mayor dificultad para adelgazar.
Depresión.
Constipación.
Menstruaciones anormales y/o problemas de fertilidad.
Dolor articular o muscular.
Cabello o uñas finos y quebradizos.
Piel seca.
Cara abotagada o hinchada.
Disminución de la libido.
Hipertiroidismo
Pérdida de peso sin razón.
Ansiedad e irritabilidad.
Frecuencia cardíaca muy acelerada.
Ojos prominentes que miran fijamente.
Temblor de manos.
Caída del cabello.
Sensación de debilidad.
Aumento de la frecuencia de las deposiciones.
Piel fina y muy lisa.
Excesiva sudoración.
Menstruaciones anormales
Una dieta equilibrada
No existe un consenso médico sobre la influencia de la alimentación, a excepción de un adecuado consumo de yodo, un componente clave en la producción de las hormonas tiroideas. El endocrinólogo Leonardo Rojas recomienda además el consumo de alimentos ricos en selenio (frutos secos, semillas, verduras, leguminosas, cereales), otro elemento importante en el proceso de síntesis de dichas hormonas. Algunos expertos en prácticas alternativas sugieren para los casos de trastornos derivados de problemas autoinmunes una dieta natural.
Olga Sofía Pérez, experta en nutrición para la prevención del cáncer de la Universidad de Arizona, afirma que en estas condiciones el estrés y los malos hábitos alimentarios son un factor en contra. “Es importante llevar una alimentación lo más lejos posible de los alimentos procesados, con un mínimo consumo de azúcares”.
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